Lleva un tiempo atar cabos y relacionar algunas cosas que suceden a diario en una metropolis mundial como Londres para terminar de descubrir la variedad autoctona de seres que pasan desapercibidos.
Al pasar por algunos canteros o vericuetos de espesa vegetacion en algun rincon de plaza o cortada, a veces uno percibe un suave hedor que si bien no es de zorrino, tampoco es ni de gato ni de perro.
En zonas residenciales, alrededor de los containers de basura que prolijamente albergan bolsas de residuos, se pueden apreciar restos desparramados como que si alguien hubiese estado abriendo las bolsas y sacando comida, siendo esto algo muy poco frecuente por la zona.
A veces por las noches, en algun recondito lugar de la ciudad, suena como eco alla lejano, una especie de chillido similar, pero diferente a la vez, a la de los gatos en celo teniendo algun intercambio.
Mis memorias nocturas de la ciudad son el reflejo de la luz sobre el agua de las calles y el chasquido de las ruedas de los autos pasando por al lado mientras espero el bus. Cada tanto y especialmente en areas tranquilas, veo cruzar a lo lejos, en un fugaz movimiento, un animal tipo perro pero que no cuadra con ninguna raza en particular.
Un tiempo atras tuve mi primer encontronazo. Daba la luz justo en la calle. Vestia cola pomposa y tapado de piel anaranjado brillante. Un hermoso zorro a las 4AM en Brixton cerca de una arboleda. Todo tenia sentido ahora. Peores son mis habitos, mejores son las chances de tener otro encuentro magico.
Desde entonces, ya develado el misterio, presto mucha mas atencion y las caminatas bajo la lluvia volviendo a casa de madrugada se volvieron mas interesantes. Jugando a las escondidas, estos bichos se las ingeniaron para sobrevivir y adaptarse a la "civilizacion" (palabra que en la actualidad, una de dos: o esta mal usada o hay que re definirla).
Me siento increiblemente afortunado cada vez que me cruzo con uno. La mojada, la espera, la caminata, el frio, las £40 que dejaste entre copas y bares y los 5 dias de vida que perdiste en una noche de rock tienen su recompensa. El encuentro con la criatura magica londinense: el zorro.